Creo que el mercado financiero se encuentra en un punto crítico donde se avecinan tormentas, y sugiero que los inversores mantengan amplias reservas de efectivo en esta etapa para hacer frente a posibles turbulencias económicas.

Desde la perspectiva de los patrones de desarrollo histórico, Estados Unidos, como un país con un sistema político económicamente dominante, siempre ha seguido una cierta evolución cíclica: primero, el establecimiento de un nuevo orden social; luego, el establecimiento y mejora del sistema económico; después, la fase de prosperidad y desarrollo; posteriormente, entrando en un período de consumo excesivo; y finalmente, llevando a un deterioro de las condiciones fiscales y desencadenando conflictos internos.
Actualmente, parece que hemos entrado en la etapa tardía del ciclo – un período de severa diferenciación interna. Esta situación no solo afectará al territorio continental de EE. UU., sino que también tendrá efectos en cadena a nivel global, potencialmente desencadenando riesgos sistémicos en los mercados financieros. Durante esta etapa, se espera que la volatilidad financiera alcance su punto máximo, y los principales consorcios buscarán activamente asignar activos para coberturas.
Ante un entorno macroeconómico así, mantener una actitud cautelosa y hacer los arreglos adecuados para la defensa de los activos es especialmente importante. Una crisis es tanto un desafío como una oportunidad; solo preparándose con anticipación se puede ocupar una posición favorable en medio de severas fluctuaciones del mercado.